domingo, 10 de octubre de 2010

El lugar de los sueños, Bienal de Venecia

Considero que esta es la bienal mas experimental que se haya realizado. Experimental desde la experiencia del espacio. Desde la voluntad de crear espacios que adquieren significado al ser vividos.
Verdaderamente en sintonía con Sejima en la apertura, la muestra fue un telón de fondo para que la gente se relacione con la arquitectura, para que la arquitectura se relacione con la gente y para que la gente se relacione consigo. Especialmente esto último.Y la posibilidad de sumergirse en un espacio, en una arquitectura que te conecta con tu propio ser.
Eso han sido las nubes artificiales de Tetsuo Kond y Matthias Schuler, El óleo onírico del pabellón de rusia (nunca mas poética), el equilibrio de Balancing Act de los españoles Antón García Abril y Estudio ensamble y la Architecture as Air de Junya Ishigami que se quedó con el León de Oro con una arquitectura hecha apenas de hilos de carbono, que vive y se percibe mas en la mente que en la realidad.
Por detrás de todo ello, la admisión de un desencanto: el pabellón húngaro con lápices escolares colgados del techo, mostrando que el dibujo (a pesar de tanta arquitectura digital) aún es el principio de la arquitectura que nos emociona, quizás por el contacto menos mediatizado de la mente con el papel? primera vez que se lo admite.




















Concluyendo desde la globalidad de la muestra, aspiramos a una arquitectura mas espiritual, la tecnología nos ha devuelto el corazón, y lo que creamos está cada vez mas cerca no de la frialdad futurista sino a la emoción que expresa el interior. Como si hubiéramos dado todo un recorrido para reencontrarnos con nosotros mismos, pero ahora despojados de todo, hasta de lo material, para quedarnos solo con lo importante: con la escencia de los sueños. Se han preguntado para que mas? De allí esta arquitectura inmaterial.



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